El Marco ansiaba viajar, volar y descubrir entre esquinas parajes, mosaicos y personajes. Buscó en Internet y encontró una oferta. Convenció a la tostadora quien no tardó demasiado en decidirse. Agobiada por la monotonía y el pasar de los días urgía de un romance de los suyos, cortos, intensos e inolbidables. Aceptó la invitación y emprendieron vuelo.
Allá tenían conocidos y fue gracias a ellos a los que sintieron el calor de un brasero, durmieron en pleno centro de la ciudad, salieron por el Jackson y probaron las mejores tapas (¡Ojo al pescadito frito!)
La capital andaluza enamora y es que tiene un color especial. La gente sonríe, habla con un deje que cautiva y bebe rebujito. El Marco, buscaba impaciente un tablao flamenco para una noche especial,
Y entre pasos, conocen un fontanero que les socorre en un momento de ayuda, un simpático señor que para sus pedaleos para regalarles cuatro martillazos y pasean hasta que amanece, cuestionandose que es la voluntad y que es lo que quieren hacer.
El Marco aun continúa cegado, sin percatarse que
Y seguimos viendo que las historias están dentro de otras historias. Nos gusta este mundo al revés, donde el Marco es el protagonista que está descubriendo mundo dibujando una nueva historia. Nos gusta como al Marco
fuera... entendemos
porque todo... lo demás

Peinetas y farales !Colores y olé!




















